sábado

Madrugón de dominguero

Por desgracia, soy uno de esos estudiantes que, aun estando en una carrera facilita, se chupa horas y horas de biblioteca. Y horas, y horas... Y venga de horas... Pues bien, muy señores míos, oh usuarios de las bibliotecas publicas de la comunidad de Madrid (o de donde quieras), entiendo perfectamente que un día de diario nos demos hostias como panes para conseguir sitio, y por eso esos madrugones aun estando de vacaciones para conseguir una de esas sillas de plástico...

Pero coño, ¡¿los fines de semana también?! No os imagináis como me puede dar por saco no poder salir ni un jodido sábado, aunque sea a pegarnos unas partiditas entre colegas porque al día siguiente (domingo) me tengo que pegar un madrugón incluso mayor del que se lo pega la vecina del 2º para ir a misa. Y eso que salir un domingo a las 8.30 de la mañana, a la puta calle no puede considerarse mas que pecado.

Solo una cosa me recompensa esos madrugones: ver como la gente llega a las nueve y media, con la confianza de encontrar sitio, y tener que esperar a que alguno de nosotros decidamos que por hoy, ya hemos cumplido.

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